Último día en Skudeneshavn. Nos levantamos temprano para acometer la ruta hasta Syreneset Fort, un apacible enclave frente a la costa en el que los nazis ubicaron numerosos bunkers para proteger la isla de una posible invasión aliada. Fue un recorrido muy agradable en el que pudimos disfrutar del paisaje típico de la isla. Verdes campiñas en las que corren pequeños arroyuelos cargados de agua pura. Entre el eterno verdor del paisaje pastan alegremente corderos y ovejas que más tarde serán suculentos platos de navidad en las familias noruegas. Tras el agradable paseo regresamos a Skudeneshavn, para almorzar Gyros con puré de patatas. El Gyros es un plato típico griego que los noruegos han incorporado con normalidad a su dieta diaria. Tras recuperar energías, nos pusimos en marcha hasta nuestra siguiente parada; el enclave vikingo de Avaldness.
El asentamiento vikingo está ubicado en la preciosa isla de Bukkøy. Un histórico centro de poder político y comercial que destacó durante la edad media. Paseando entre sus muros pudimos observar y experimentar como era la vida en el periodo vikingo. Hay que destacar como los responsables han puesto gran esmero en recrear con gran autenticidad la arquitectura, las tradiciones y las artes de los bárbaros del norte. Un gran número de voluntarios ayudan en la recreación ataviándose con ropaje de la época. Nos sentimos como viajeros del tiempo perdidos en un auténtico poblado vikingo. Felicidades a las autoridades por la magnífica recreación.
Una vez finalizada la visita, pusimos rumbo a Bergen, segunda ciudad más grande de Noruega. Llegamos a capital de los fiordos tras más de cuatro horas de viaje entre ferry y túneles. Fue un viaje largo pero placentero. Es lo que tiene bordear Noruega por su costa. Entornos, paisajes y vistas que alimenten el alma y cargan las cámaras de imágenes…¡Mañana más!